¡Rematemos d’una vegada con a violencia masclista! ¡Luitemos por a transformación social feminista y socialista!
Denunciamos que existen otros tipos de violencia machista que están normalizadas; violencia ejercida en las calles, en los bares, en el entorno laboral, en nuestras casas, violencia ejercida contra nuestros cuerpos en forma de violaciones y abusos sexuales, violencia a través de golpes que en muchos casos terminan en feminicidio y muerte. Tampoco debemos olvidar la violencia «sutil», aquella violencia psicológica que afecta a nuestra autoestima e integridad, violencia en la publicidad y en los medios de comunicación, que atenta contra la diversidad de nuestros cuerpos imponiendo un modelo de belleza irreal y opresora; violencia permitida y ejercida por las mismas instituciones. Este tipo de violencias normalizadas por la sociedad son invisibilizadas y constantes lo que provoca el refuerzo de los roles patriarcales.
La base de todo proceso que quiera romper con actitudes tan arraigadas como el sexismo ha de ser la educación y en este sentido las primeras que tenemos que concienciarnos y educarnos somos nosotras. Tenemos que tener en cuenta que el respeto que reclamamos parte en primer lugar por el respeto propio que debemos tener por nosotras mismas. Es a partir de la adopción de esta actitud, desde donde podemos comenzar a establecer el marco donde cambiar nuestro destino. Y dar ejemplo a las generaciones venideras para que no se perpetúe el modelo patriarcal de sociedad en la que vivimos. La violencia de género es un problema grave de Estado, que debe crear condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia machista en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando cambios en los patrones socio-culturales que sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres y los demás sujetos discriminados socialmente por su orientación sexual o condición de género.
Hemos de tener en cuenta que cuando permitimos una agresión sobre nosotras no solo estamos sufriéndola en primera persona sino que repercute en la perpetuación de dicho comportamiento en un plano global. Siempre debemos responder con una actitud firme cualquier comportamiento que no consideremos aceptable. A veces puede ser de gente cercana y es por ello que debemos comprender que el patriarcado no solo nos afecta a nosotras aunque como victimas principales somos las que tenemos que frenar cualquier tipo de comportamiento equívoco y sólo éstas serán las condiciones que permitirán el cambio a una realidad donde estas actitudes no se vean amparadas, incluso en una primera línea, por nosotras mismas.
Por el derecho a una vida libre de violencias, a la soberanía y capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas independientemente de cómo vivamos nuestra sexualidad e identidad de género. Fomentemos una sociedad basada en el buen trato como modelo de desarrollo social alternativo a la violencia estructural del sistema capitalista-patriarcal.
¡Acabemos de una vez con la violencia machista! ¡Luchemos por la transformación social feminista y socialista!